Chile, 1993: Norma Vergara, la Chiquitita Ojos de Luna

foto-1Extraído de la Editorial Chile Popular

Por aquí queremos empezar, desde su ida a las estrellas, un relato de una vida siempre haciéndose, siempre cualificándose, siempre aprehendiendo y por sobre todo una vida plena con sus virtudes y defectos, nada mas alejado de las estatuas eternas que alaban una perfección que no es tal. La vida de Norma y su proceso de hacerse como subversiva y revolucionaria sin vuelta debe ser conocida y reconocida por nuestro pueblo y las nuevas generaciones de jóvenes populares en lucha y que no están ni ahí con la complacencia que intenta penetrar las vidas de esos y esas jóvenes.

Norma, en nuestra intimidad lautarina «Chiquitita Ojitos de Luna», llega a vivir a Santiago desde el pueblo de El Monte a mediados de los ochenta, hija de campesinos que buscan una mejor vida en la capital. Se asientan en el popular barrio de Santa Adriana del sector sur poniente de la capital. La vida de la familia Vergara Cáceres esta marcada además por la militancia política del papá de Norma, que pertenecía al MAPU Obrero Campesino y que es una de las vertientes de donde bebe Norma para la toma de conciencia política, ya que su condición de clases estaba encarnada desde su nacimiento.

En pleno estallido del Pueblo en Llamas de los ochenta “La chica» comienza a participar Sigue leyendo

Chile, 1929: El frustrado atentado contra el “Paco” Ibáñez: El otro “tiranicidio” que no fue

atentandoPublicado por Eduardo Godoy S. en El Amanecer, nº24 y n°25  (septiembre-octubre 2013).

“Fue el que manchó de sangre la tierra generosa,
El que ordenó las muertes y las flagelaciones,
El que despreció el llanto de madres y esposas
Y arrojó las conciencias libres a las prisiones”.

Extracto del poema “Ibáñez”, (1938)

En febrero de 1927, el general Carlos Ibáñez del Campo, quién decía representar los “ideales” de la oficialidad descontenta del Ejército, llegó al poder, gobernando con el apoyo de civiles y militares hasta el 26 de julio de 1931. Su régimen autoritario tuvo a decir de Tomás Moulián una: “naturaleza cesarista en el sentido de Marx. Se trataba de un caudillo que se impuso como “salvador” a los demás grupos y clases, a través de maniobras de fuerza (…). En cuanto jefe de una facción militar se autocolocó por encima de los grupos, aprovechando sus mutuas debilidades”.

Durante su régimen dictatorial, fuertemente represivo y autoritario, enmarcó a las organizaciones de trabajadores en un sistema de sindicalización legal tutelado por el Estado y llevó a cabo una serie de medidas sociales mediante el fomento de legislación socio-laboral que resultaron ser, como ha señalado el historiador Jorge Rojas Flores, “un refugio atractivo para la mayoría de aquellos descontentos que, desconfiados del parlamentarismo, los partidos políticos y el supuesto sufragio universal, esperaban de un gobierno fuerte el fin a todos los males”. Sigue leyendo