Nota de la redacción: Sigue una entrevista hecha por lxs compañerxs del periódico Tierra y Tempestad a Alfredo Maria Bonanno, en el marco del ciclo de charlas en el Cono Sur sobre la lucha insurreccional, durante los dos últimos meses de 2013, que tuvieron lugar en Buenos Aires, Montevideo y Rosario, con una fallida experiencia en Chile. La siguiente entrevista apareció en los números 19 y 20 de la mencionada publicación. Una interesante crónica sobre la visita de Bonanno a España durante 2012 puede leerse aquí.
* * *
Alfredo María Bonanno nació en la ciudad de Catania, Sicilia, en 1937. A los trece años de edad tuvo su primer acercamiento con el anarquismo, encontrando un movimiento totalmente polarizado. Por aquellas fechas, se hallaba fuertemente dividido entre “puristas” y “revisionistas”. En el primer grupo se concentraba la mayor parte del anarquismo italiano, organizados al interior de la FAI (Federación Anarquista Italiana); el segundo se constituía en torno a la corriente que encabezaba Pier Carlo Masini, con rígidos planteamientos en pro de la “unidad táctica”.
Ante esta dicotomía burda, al interior del especifismo italiano, la mayoría de los jóvenes optarían por deslindarse, separándose de Gioventù Anarchica. Estos jóvenes, volvían su mirada a la historia del anarquismo y recurrían a las prácticas de la organización informal y la acción directa, haciendo a un lado el “anarquismo de laboratorio” (y de salón) de la FAI y, al bolchevismo “libertario” de los Grupos Anarquistas de Acción Proletaria. Retomando las prácticas anárquicas y consecuentes con sus teorías, la spropriazione pronto se convertiría en el medio ideal para estos núcleos autónomos de jóvenes, quienes, mediante la praxis, comenzaban a difundir su ideal. De esta forma se apropiaban de los medios necesarios para editar sus publicaciones y también, concretaban los materiales para el ataque directo al Estado-capital y sus representantes. De esta manera, entrarían en contacto con José Lluis Facerías, quien estaba refugiado en Italia por esas fechas con el seudónimo de Alberto y apoyaría con entusiasmo el proyecto que, bajo su impulso, no tardaría en concretarse como Campeggio Anarchico Internazionale. Facerías, aunque en teoría se asumía anarcosindicalista y acérrimo defensor de la organización centralista, en la práctica reivindicaba la expropiación y la acción directa y como método organizativo recomendaba el grupo mínimo de afinidad. Sin duda, Facerías influenciaría de forma determinante en los jóvenes anarquistas italianos de la década de los cincuenta, entre ellos a Alfredo María Bonanno.
Alfredo fue redactor responsable de las revistas Provocazione y Anarchismo, desde la década de los ochenta; con más de veinte volúmenes e infinidad de folletos a su haber, es sin duda un referente del anarquismo contemporáneo. Conocido en nuestras tiendas por sus elaboraciones en torno al proyecto insurreccionalista y sus aportaciones metodológicas. Entre sus libros destacan Poder y contrapoder, La dimensión anárquica, Teoría y práctica de la insurrección, La destrucción necesaria y Afinidad y organización informal. Asimismo, son de resaltar entre su amplia producción de folletos, La tensión anárquica , Otra vuelta de tuerca del capitalismo y El placer armado , este último fue prohibido en Italia, por lo que le condenaron a dieciocho meses de cárcel, acusado de “apología a la violencia y subversión”.
Volvería a visitar la cárcel en 1989, al ser detenido junto al compañero Pippo Stasi, durante una expropiación frustrada por la policía a una joyería en Bergamo. A mediados de noviembre de 1995, se desata en Italia una cacería de brujas anti-anarquista. La operación represiva estaría dirigida por el fiscal Antonio Marini y sería tristemente conocida como el Proceso Marini, rebasando los límites de la infamia. La farsa, supuestamente quedaba sustentada en el folleto de su autoría Nueva vuelta de tuerca del capitalismo, en el que, según la fiscalía, se encuentra sintetizado el “programa fundacional” de la organización insurreccionalista. El Proceso Marini culminaría el 20 de abril de 2004, con la condena de once de los compañeros detenidos. Bonanno, sería uno de ellos, sentenciado a seis años de cárcel por “apología y propaganda subversiva” entre “otros delitos”.
Extraído de “Vivir la Anarquía. Artículo en solidaridad con Alfredo Bonanno y Crhistos Stratigopoulos” Coordinadora Informal Anarquista y Gustavo Rodríguez. México, octubre 2009.
Montevideo, 25 de noviembre de 2013
Alfredo, ¿qué es la anarquía para ti?
Es una buena pregunta, no sé que es la anarquía. Yo pienso que es una tensión, una aspiración, un ideal, como la revolución anárquica. Yo no sé qué es la revolución… Es un proceso, una tentativa, no es una cosa que está en un lugar preciso, que podemos ir a ver, medir. La anarquía como la revolución anárquica no tiene medida, no tiene un punto de referencia histórico, no es que en España en 1936 hayan hecho la anarquía, no es verdad, o en Ucrania, en México, son estados tentativos de acercamiento. Para mí la anarquía sería la ausencia del principio supremo, del Arque, ausencia del dominio, del poder, ausencia total, ¿qué hombre puede lograr la ausencia total del poder? ¿cómo lo puede lograr? Nos podemos acercar, buscando contribuir a construir una sociedad mejor a la que tenemos hoy. No es que eso sea la anarquía, sería una forma de poder diverso contra la que los anarquistas lucharán en nombre de la anarquía, evidentemente eso no será la anarquía.
¿Y la revolución anarquista?
Hay que ver si para vos es la misma cosa que la anarquía, por lo que dijimos antes, o si tal vez tiene alguna cosa distinta, o si le llamamos revolución anárquica a un proceso organizativo que se acerca a la destrucción del poder. Si decimos sólo revolución, es un proceso, pero no es un proceso necesariamente de destrucción del poder, pero puede significar la construcción de un poder, incluso peor. En una época se decía revolución social en vez de revolución anárquica, por lo menos en Europa y había incluso una revista de Kropotkin que se llamaba Revolución Social . Pero hoy hablar de revolución social es muy equivoco, mejor es hablar de revolución anárquica, siempre como un proyecto, no como una cosa precisa que está acá o allá; siempre como un proceso, siempre es una realización parcial, nosotros luchamos por la revolución anárquica pero lo que realizamos no es la revolución anárquica, la revolución anárquica viene después, entonces empezamos de nuevo, entonces ¿que hacen los anarquistas? Siempre están recomenzando de nuevo. Muchos compañeros tienen miedo de esto, de estar recomenzando siempre de nuevo… ¿cómo hacer posible que nosotros peleemos sólo para tener que comenzar de nuevo? ¿es posible que los anarquistas estén destinados a vivir solo de la lucha? A mí me parece que sí, no sé, a menos que uno quiera convertirse en presidente de la república, puede ser…
¿Cual es tu definición: un anárquico, un insurreccionalista? ¿Qué significa eso?
Soy anarquista, lo de un insurreccionalista hay que ver, no es mi definición, es de los periódicos, usan esta definición los diarios en todo el mundo, en todos lados desde Islandia hasta Filipinas, desde Bielorusia hasta América Latina; con nuestra fuerza no podemos hacer nada, todos hablan de anarquismo insurreccionalista, fíjate que la misma cosa sucedió con los nihilistas rusos en la segunda mitad del siglo XIX, ellos no se llamaban nihilistas, fueron los diarios que los llamaron nihilistas y al final ellos mismos terminaron llamándose nihilistas y no podés hacer nada.
Hablar de insurrección es una cosa y hacer la insurrección es otra cosa, son dos cosas distintas… si nosotros nos limitamos a hablar de insurrección terminamos como los periodistas, hacemos charlas, chácharas sobre la insurrección… ¿Podemos realizar la insurrección? ¿Los anarquistas pueden realizar la insurrección? No, no más de cuanto pueden hacer la revolución; no es que los anarquistas luchando hacen la revolución, la revolución o la insurrección es un proceso, se desarrolla de acuerdo a ciertas transformaciones del capital, del poder. Lo que podemos hacer nosotros es el proyecto insurreccional, es una cosa mucho más pequeña, que tiene que ver con la insurrección hasta cierto punto pero no es la insurrección… Por lo tanto, el engaño de los diarios, de ciertos críticos, como Amorós -este compañero español-, es que hablan de insurreccionalismo, cuando nosotros no hablamos de insurreccionalismo como si fuese una ideología, nosotros hablamos de un proyecto de insurrección, es otra cosa. ¿Comprenden? no sabemos qué es la insurrección, cuando la miramos decimos ‘bueno’. Pero, además, te da un poco de miedo la insurrección, porque no sabés qué hacer bien si no tenés un proyecto antes. He visto ciertas situaciones en las que cierta gente se alborota, y vos con toda tu práctica, toda tu experiencia “y yo ¿qué carajo tengo que hacer?”. Y uno tiene miedo, porque se siente extraño, porque en la potencia del proceso insurreccional o revolucionario nosotros somos extraños; o somos extraños, y si no somos extraños y estamos con los demás, nos hacemos arrastrar por el proceso, como si nadáramos en el mar o en el río, nos hacemos arrastrar, ¿y nuestro proyecto?